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Reglas de oro

Page history last edited by María DT 14 years ago

  

Existen varios elementos distorsionadores de la escritura que conviene que tengáis en cuenta al escribir. 

 

 

TALLER DE ESCRITURA de Clara Obligado: http://www.escrituracreativa.com/escrituracreativa/

 

 

 

  • MULETILLAS Y COMODINES.  Se repiten de manera continua y se intercalan innecesariamente en le lenguaje para llenar vacíos o para constituir un apoyo de la expresión.

 

       O sea, quiero decir, ¿sabes?, ¿entiendes?

 

  • RIMAS INTERNAS.  A pesar de que las rimas son un recurso importante en el verso, se deben evitar en la prosa ya que resultan desagradables al oído y a la vista. Uno de los defectos de estilo más destacados en la elaboración de una redacción es la repetición de una misma palabra o expresión.

 

       Parece evidente que las nuevas medidas adoptadas por el gobierno son claramente prudentes.

 

  •  CACOFONÍAS. En la prosa se deben evitar los sonidos cacofónicos. De deben evitar las aliteraciones, paronomasias …

 

       Se apoderó se él tan terrible terror que se quedó sin saber qué errores corregir.

 

        Estando contando mi hermano, fueron llegando los invitados.

 

  • REPETICIONES. Tanto si esto ocurre en una única estructura o si se produce como un recurso verbal, la repetición es síntoma de poca habilidad: cansa encontrar siempre los mismos elementos sucediéndose con la misma cadencia.

 

     Aquel verano, cuando todo había acabado entre nosotros, volvimos a la isla. Entonces, viendo lo que se avecinaba, pensamos en llevarte con nosotros. Quizá   

     en otro momento lo habríamos hecho, pero entonces, con las cosas que habían pasado entre nosotros era difícil seguir adelante.

  

  • REDUNDANCIAS Y CIRCUNLOQUIOS. Se pueden convertir en un método velado para enturbiar el texto, pero no hay que confundirlos con la capacidad

      para sugerir y ambientar que posee un autor. Será preferible emplear conocer que tener conocimiento de; considerar que tener en cuenta; poder que 

      estar en condiciones de; atender que prestar atención.

 

  •  OBVIEDADES. A veces la claridad extrema no consigue más que ocasionar problemas. Tras una primera redacción, algunos autores apenas revisan sus textos y quedan restos de lo que podríamos considerar un abuso por intentar aclarar términos situaciones o hechos que pueden aparecer ya suficiciente-

       mente claros y explícitos en el mismo párrafo. Esto podría considererse como un problema gramatical o de pobreza léxica.

 

       El cuadro estaba enmarcado por un gran marco.

       Todos bajaron abajo.

       Los cisnes nadaban por el agua.

 

  •  PASIVA.  No se debe abusar en castellano de la voz pasiva. Su abuso procede del inglés, ya que en este idioma este tipo de estructuras es muy común. Hay que tener en cuenta que en castellano, cualquier oración pasiva puede convertirse en activa.

 

        Las ventanas fueron abiertas por la policía.

        La policía abrió las ventanas.

 

  •  EXTRANJERISMOS. Son palabras o frases de un idioma usadas en otro. No es aconsejable abusar de ellos. Sin embargo, cuando se usen, la norma que debería primar sería la de adaptarlos lo más posible a la grafía y fonética de nuestro idioma.

 

  •  POBREZA LÉXICA. Uno de los defectos de estilo más frecuentes es el de repetir las mismas palabras o expresiones, lo que hace suponer un caudal léxico limitado del autor.

 

      Palabras como “cosa”, “algo” “esto” “eso”.

     Los verbos “ser” “estar”, “encontrarse” y “haber” “tener”, “hacer”, “poner”, “decir”, “ver”, “producir” siempre pueden sustituirse por otros más precisos.

 

  • IMPROPIEDADES LÉXICAS El lenguaje se usa con propiedad cuando las palabras se emplean con el sentido que todos le reconocen y no con aquel que, por error, creemos que tiene. Cuando las palabras adquieren sentidos que no tienen, bien que sean totalmente contrarios o se trate de sentidos impropios, estamos dejando de usar el lenguaje con propiedad.

 

      Usar “deleznable” con el sentido de “ reprobable, “repulsivo”, “despreciable”, cuando lo que significa es que se rompe fácilmente.

 

  •  ADJETIVOS INEXPRESIVOS Otro de los errores de estilo bastante frecuente y también relacionado con la pobreza léxica es el uso de adjetivos que, por su significado amplio y debido al uso frecuente que se hace de ellos, pueden resultar poco precisos. Adjetivos como bueno, malo, bonito, feo, maravilloso… pueden hacer que el texto aparezca léxicamente pobre.

 

       Es un coche muy bonito, la tapicería es preciosa y el motor es muy bueno

  

  • ARCAÍSMOS. El empleo de palabras que ya han desaparecido del lenguaje debe evitarse.

 

  • COMODINES. Se utilizan cuando no se encuentran términos más específicos. Demuestran pobreza léxica y hacen que el texto sea poco preciso y vacío de contenido.

       Las palabras “cosa”, “esto”, “eso”, y todos aquellos que mencionamos en el apartado de pobreza léxica.

 

  •  LONGITUD DE ORACIONES PÁRRAFOS.  Es recomendable que las frases no contengan más de veinte palabras., lo que se consigue con una buena

       puntuación. También es importante que el texto se presente en varios párrafos. Esto airea y aligera la página, dando sensación de amplitud y facilita la 

       lectura.

 

  •  ORDEN DE ELEMENTOS SINTÁCTICOS. Siempre que se pueda se debe mantener el orden  tradicional de los elementos que componen las oraciones

        en castellano: sujeto-verbo-complementos. Sin embargo, mantener siempre el orden tradicional puede hacer que el texto parezca demasiado    

         monótono.

        Por lo tanto, lo aconsejable es lograr un cierto equilibrio entre el hipérbaton y el orden tradicional.

 

  •  ARTICULACIÓN DEL TEXTO.  Dentro de la búsqueda de la claridad, es aconsejable, en la medida de lo posible, que se procure articular el texto.

       Al articularlo se pretende que el lector tenga todos los referentes necesarios que indiquen con claridad y precisión a quién se refiere el narrador, a   

       quién se dirige un diálogo o quién realiza determinada acción. Para lograrlo no sólo es necesario, por ejemplo, cuidar los leísmos, laísmos y loísmos, que 

       tantos problemas generan, sino, además, prestar atención a los posesivos, pronombres personales y, por supuesto, a la concordancia de género y  

       número.

 

  • SITUAR ESPACIAL Y TEMPORALMENTE EL TEXTO. Situar espacial y temporalmente el desarrollo del texto es recomendable en aras de la comprensión de los lectores. Lógicamente, estro carece de sentido para monólogos interiores. Es más práctico (que no fundamental) saber cuándo y dónde se desarrolla acción y dónde se sitúa el personaje.

 

 

 

 

 

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